LA VOLUNTAD Y EL DESEO DE SER QUIEN UNO QUIERE SER.

La madurez infantil (de 6 a 12) Osterrierth

Billy no es ya un niño pero tampoco es todavía un adolescente, lo que implica un complejo desarrollo en este período. Ciertamente a lo largo de la película, Billy patentiza una autonomía y una autodeterminación que hasta entonces no había demostrado. Al mismo tiempo, continúa muy sensible a las sugestiones de su entorno pero intenta tomar distancia al respecto de su padre. Hasta este entonces, el niño tenía su lugar, su función, su estatuto, y vivía muy pocas aventuras, hasta que se dio cuenta que debía pensar en sí mismo.
Finalmente, Billy toma posesión de sí mismo como persona bien diferenciada de los demás y se focaliza en un porvenir individual. Billy sabe muy bien que ya no es lo que era antes y que no lo va a ser en el futuro. En este estadio, el pequeño Elliot se halla en la edad de la autodeterminación y de autocrítica; dominada por la intensidad de vida y de la experiencia, unida al hecho de una voluntad naciente de control y dominio.
Inteligencia infantil:
Aquí, Billy se caracteriza por una curiosidad y una sed de conocimiento (danza) dónde se obtienen datos cuyo fin es conectarlos con otros (GESELL). Según PIAGET, Billy posee modalidades que matizarán de una forma determinante todo el período de la adolescencia.
La pandilla:
Llegamos al momento en el que este pequeño se encuentra en una "edad de gracia". Billy comienza a ganar consistencia y estabilidad con su único amigo, quién en este caso sigue las reglas de un "jefe".
Por otro lado, aparece la inaceptabilidad debido a que inaceptabilidad social del personaje es a medida de su inaceptación familiar. Frente a este conflicto, Billy se muestra con una fuerte personalidad enfocándose solamente en su objetivo individual.
En esta pequeña pandilla formada por Billy y su amigo, vive de secretos y el hecho de tenerla es muy importante, debido a que quizás ese sea el único medio par él de escaparse de una oscura realidad. El ser uno-mismo para Billy implica tener su independencia y ser algo culpable a los ojos de los adultos, en este caso su padre y su hermano, con quienes él querría estar conforme.
Moral del niño:
Desde el punto de vista de la moral del niño, PIAGET aclara que a partir de los 10 años los niños responden que la mentira suprime la confianza mutua y perjudica el efecto y el buen trato. Así y todo suponemos que Billy ya carece del buen trato de su padre y le miente por temer a que las cosas pasen a mayores. 
Autodeterminación y voluntad:
En esta etapa, el personaje se esfuerza por ser "él mismo". Claramente, Billy no tiene necesidad de estímulos exteriores, desea progresar por sus propios medios. Billy intenta controlarse de un modo mucho más general y manifiesto que hasta entonces. Poco a poco, construye un cuadro de referencia personal, que lo ayuda a definirse y a orientar su comportamiento. Lo que hace Billy es conducir su actividad. Sorprende ver cómo desde este período su saber tiene sentido y cómo enfrenta desafíos con el único fin de ser uno mismo. Su voluntad es un motivo de preocupación y orgullo para él, crea una imagen determinada a la que intenta semejarse.
El "yo interior" y la espera:
Este pequeño que sueña con ser bailarín, se siente atraído por el futuro, hacia lo lejano; según BEETS, se caracteriza por la tendencia a la exploración. Su mayor autonomía le impulsa a toda clase de empresas, en las que rebasa continuamente la seguridad del hogar y necesita contar sólo consigo mismo. En esta "edad del espejo", el muchacho se escruta física y mentalmente y busca "hacerse coincidir con uno mismo" saliendo definitivamente de la infancia.